Según la ONU, actualmente la industria TI es responsable de entre el 2% al 4% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero.
Cada minuto que pasamos navegando por Internet, posteando en Instagram, transmitiendo un video, enviando un email o participando en una videollamada con la cámara prendida, sumamos a nuestra huella de carbono digital.
Considera que el uso global del correo electrónico genera tanto CO2 como tener 7 millones de automóviles adicionales en la carretera.
Pese a estas cifras, quienes trabajamos en TI, vamos por el mundo como si la infraestructura TI fuera inocua en términos ambientales, pero no es así.
Qué es la huella de carbono en la industria TI
La huella de carbono es la cantidad total de emisiones de gases de efecto invernadero que van a la atmósfera, causadas por una acción específica realizada por un individuo, un evento, una organización o un producto.
La huella de carbono en la industria TI o digital, son las emisiones de CO2 resultantes de la producción, el uso y la transferencia de datos de dispositivos e infraestructuras digitales.
Coincidentemente con lo que plantea ONU, este artículo de United Press International señala que la computación global es responsable de entre el 2,1 % y el 3,9 % de las emisiones globales de gases de efecto invernadero.
Por eso es importante actuar ahora.
Mi toma de conciencia
Fue hace poco que tomé conciencia de esta realidad, cuando en un evento educativo de AWS (Amazon Web Service), nos hablaron de su arquitectura AWS Well-Architected Framework, parte de su pilar corporativo de sostenibilidad.
Este marco establece la mejora del uso de recursos y la eficiencia de todos los componentes en la industria. Lo que implica un cambio de paradigma al que estábamos acostumbrados, pasando de “más es mejor” a “usar solo lo necesario”, en temas de infraestructura TI.
En ese momento me di cuenta de que la industria TI, como cualquier sector productivo, tiene efecto sobre el medio ambiente y que nuestras acciones pueden ser proporcionales a estos efectos.
Así como Amazon tiene un pilar fuerte en sostenibilidad energética, Microsoft ha anunciado planes para cambiar a energía 100% renovable para operar sus centros de datos para 2025, mientras Google tiene como objetivo operar sus data center con energía libre de carbono para 2030.
Pero no solo los gigantes tech, pueden y deben tomar acciones. Las empresas medianas y pequeñas, así como los usuarios, también podemos marcar la diferencia.
En Fusiona por ejemplo, trabajamos siguiendo las directrices de ecofriendly de AWS, e intentamos crear conciencia entre todos los colaboradores sobre este importante tema.
Qué podemos hacer como industria TI
Nuestra industria no sólo debe priorizar el rendimiento y la eficiencia por un tema de negocio, costos o presupuesto, sino también por el consumo energético que puede tener el sobreaprovisionamiento de productos y/o servicios.
Entre las acciones que podemos tomar se encuentran:
– Cambiar el paradigma en nuestra planificación tecnológica para que sea más flexible y adaptable a los nuevos tiempos, sin sacrificar la calidad.
– Preocuparse por el impacto ecológico que tiene tu negocio. Esto no sólo nos beneficia a todos, sino que además habla muy bien de tu compañía.
– Cambiar la planificación de aplicaciones e infraestructura a métodos más maduros, elásticos y flexibles.
Hacia una estrategia TI sustentable
Construir una estrategia TI sustentable nos permitirá dejar de “adivinar” a la hora de plantear cuánto “fierro” necesito para mi aplicación.
Debemos ir de menos a más, planteando infraestructuras y aplicaciones flexibles y moldeables a cambios de tráfico que garanticen siempre seguridad, calidad y eficiencia.
Debemos entender que no necesitamos sobre dimensionar los recursos, sino desarrollar la capacidad de adaptarnos a los cambios y poder automatizarlos.
La adopción de una estrategia de TI sostenible a escala, no solo ayuda a abordar la crisis climática, sino que también permite a las organizaciones lograr una reducción de costos.
Y nosotros como usuarios, también debemos ayudar a impulsar cambios exigiendo un comportamiento más responsable de las organizaciones.
Adoptando prácticas digitales sostenibles, tanto personas como empresas podemos ayudar a reducir nuestra huella de carbono digital construyendo un futuro tecnológico más ecológico.
El planeta y las futuras generaciones lo merecen.